Hace unos días se celebró el 23 de abril, el Día Internacional del Libro, y en la mayoría de los carteles para promover este acontecimiento aparece un libro y una rosa, la razón de ello es que la primera iniciativa para celebrar el Día del Libro surge en Cataluña, y coincide con el día de San Jordi o San Jorge, en esa fecha es tradicional entre los enamorados intercambiar libros y rosas. El escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, propone a la a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona en 1923 y aprobada por el rey Alfonso XIII de España en 1926. En 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro.
Por otra parte coincide que el 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.
Hay dos situaciones que son ignoradas en la celebración del Día del Libro, una es el hecho que las mujeres brillan por su ausencia, a pesar de la presencia de Sor Juana Inés de la Cruz, Marie Shelley, Gabriela Mistral, Selma Lagerlof, Emily Dickinson, Esther Tusquets, Nadezhda Aleksandrova Buchinskaia, Toni Morrison, Nadime Gordimer, entre otras, todavía el sesgo de genero presente en la selección.
El segundo punto, en cada 23 de abril, hay otra gran ausencia, el inventor que hizo posible que los libros se pudieran reproducir en serie y no a mano como hasta el momento era la forma de manufacturarlos, imagínense tamaña tarea, por ello el acceso a los libros y al conocimiento estaba limitado a una elite de personas en su mayor parte religiosos, académicos o personajes de la nobleza.
Esta figura a la que hago mención es Johannes Gutenberg, quien tras años de investigaciones y ensayos en secreto, ideó hacia 1450, la imprenta, un sistema que transformaría la difusión del saber en Europa y para que no fuera considerado invento del el Diablo, eso es anotación mía, considero que por ello el primer libro publicado por la imprenta del inventor alemán fue la Biblia. Era una época permeada por el oscurantismo, y rígida para quien osara salirse de las normas dictadas por la Iglesia Católica, para ejemplo tenemos a Giordano Bruno, Miguel Servet, Galileo.
La obra maestra de la primera imprenta de Gutenberg en Maguncia fue la Biblia de 42 líneas, así llamada por el número de renglones a dos columnas que componían las 1.286 bellas páginas de la obra, impresa en dos volúmenes a tamaño folio. Gutenberg quería demostrar que mediante la imprenta podía elaborarse un libro tan hermoso y perfecto como los más soberbios manuscritos de la época, con la diferencia de que podían realizarse 200 copias iguales, que fue la tirada que se hizo.
El mérito de Gutenberg fue perfeccionar las técnicas de impresión existentes, fundió en metal cada una de las letras del alfabeto por separado, e ideó un sistema para ponerlas una a continuación de otra y sujetarlas. De esta forma se podían componer más rápido las páginas y reutilizar los moldes para componer otras. Para reproducir los dibujos se seguía utilizando la xilografía y posteriormente se pintaban a mano.
La imprenta de Gutenberg cambió el mundo. Su invención fue un factor crucial en la reforma religiosa de Europa, contribuyó a la ciencia, posibilitó los diarios, la novela, el texto escolar y mucho más. La imprenta, representa el tercer hito en la comunicación después del lenguaje y la escritura que constituyen una base muy importante y esencial en la historia de la humanidad.
La imprenta supuso la revolución más importante en contra de los poderes absolutos (monarquías e iglesia) ya que extendió el conocimiento, algo que estos poderes guardaron para sí mismos durante los diez siglos que duró la Edad Media.