A lo largo de nuestro acercamiento con la academia hemos oído sobre diversas divisiones de la disciplina económica: política, social, de cuidados y actualmente economía del comportamiento. El concepto me intrigó y me puse a leer y descubrí que es una rama de la economía cuyo objetivo es el de comprender el raciocinio de las personas de una manera más “humana” para crear modelos económicos que se asemejen más a la realidad, entendiendo que las personas actúan de una u otra manera (no siempre racional) en base a diferentes “sesgos”.
La economía del comportamiento ofrece un nuevo marco teórico para entender y predecir perfiles comportamentales que llevan a los individuos a invertir por debajo del óptimo en la formación de su capital humano y del capital humano de quienes los rodean. A diferencia de la teoría económica tradicional, que asume que los individuos son racionales, la economía del comportamiento combina elementos de psicología, neurociencias y economía tratando de entender cómo los individuos toman decisiones reales. Al identificar sesgos en los procesos de toma de decisiones, esta rama de la disciplina ofrece un nuevo menú de herramientas potencialmente costo-efectivas para ayudar a los individuos a optimizar sus decisiones. A estas herramientas se las conoce como nudges o empujoncitos (Thaler y Sunstein, 2008).
La amenaza del coronavirus, ha hecho que los gobiernos decidan estrategias para prevención o para impedir que el mal se extienda, por ejemplo, en México la Secretaria de Educación adelantó las vacaciones que normalmente se dan en esta época del año con motivo de la semana santa, no hemos logrado separar las vacaciones de la vida religiosa, y dado que esta fecha es variable y en esta ocasión cae en los primeros días de abril, pues les cayó como anillo al dedo y del 20 de marzo al 20 de abril, la SEP dijo que se ampliaba el periodo vacacional. Creo que nuestras autoridades escolares no saben del impacto del lenguaje y vacaciones implica festejo, ir a la playa, moverse de un lado a otro, ir a las plazas comerciales, debió decir que se unía el periodo vacacional con un periodo de cuarentena, ya regañaron a un grupo de personas en Yucatán que están disfrutando esta ampliación vacacional en las playas del Caribe, los locales en Cachuaré, San Cristóbal, el Chorreadero y supongo que algunos en Puerto Arista y Playa Linda.
Con más de 125,000 casos confirmados y 4600 muertes en cerca de por lo menos 118 países el CO¬VID-19, comúnmente llamado “coronavirus”, se ha instalado como la última amenaza tanto a la salud como a la economía global. Sin el desarrollo de vacunas hasta el momento, la prevención aparece como única medida para evitar su transmisión. Es ahí donde entra la economía del comportamiento, como hacer que en nuestro país se desarrolle el hábito del lavado frecuente de manos, cubrirse nariz y boca con el codo o un pañuelo al toser o estornudar, y mantener la distancia con otras personas en los ambientes públicos como darle a nuestro paisanos y en general a todos los latinoamericanos que lleven una vida sana.
La economía del comportamiento ha explorado recientemente intervenciones que han potenciado estas conductas preventivas… Por ejemplo, si bien evitar tocarse ojos, nariz y boca se encuentra entre la lista de recomendaciones para evitar la propagación del virus, un estudio de 2015 muestra que en promedio nos tocamos la cara 23 veces por hora. Se han logrado cuestiones muy interesantes desarrollo de hábitos de lavado de mano en la infancia pegando al jabón juguetes, o han promocionado campañas de higiene basados en mensajes emotivos.
Me pregunto cómo desarrollar hábitos de higiene cuando en tu aldea no hay agua entubada o los sanitarios de tu escuela no cuentan con jabón ni papel de baño, debe haber una acción conjunta, por lo que cambiar ciertos hábitos es muy difícil aun contando con la información necesaria cuando las condiciones del medio no son propicias.
Otro caso el fumar, muchas personas que fuman saben que les causa daño y aun así lo hacen, porque ahí intervienen otras razones de carácter cultural y emocional en el caso de las mujeres fumar para muchas implica mayoría de edad, se sienten sofisticadas, es parte de la convivencia, por lo que respecta a los hombres: masculinidad, las campañas de cigarrillos son diferenciados para hombres y mujeres, cuando sale el Malboro, quienes elaboraban las campañas descubrieron que las mujeres eran sus principales clientas, y ellos pretendían conquistar el mercado masculino dado que en esa época los años 70s, fumaban más hombres que mujeres y desarrollaron la campaña del vaquero Malboro, hoy han dejado algunas y algunos de fumar porque es antiecológico.
En el tema de planificación familiar vamos dando bandazos, se conjugan la religión, el machismo, pero también el desabasto de métodos y se insiste en que las mujeres son las responsables del número de hijos por lo que las campañas van destinadas a ellas, aquí otra tarea para las personas especialistas en economía del comportamiento.
Quienes hacen las campañas publicitarias deben ser especialistas en economía del comportamiento y si logran en un periodo corto de tiempo que la ciudadanía se lave las manos cada 10 minutos, use gel y alcohol cuando no hay agua y no nos toquemos la cara, será un gran triunfo, y muy necesario en este época en el que destino nos alcanzó, me siento viviendo el día siguiente.