Publicado en Diario Ultimátum
El mundo no está para sustos, pero hay quienes insisten que la mejor defensa es el ataque, sin pensar, en la posibilidad de un contrataque que anule las débiles alianzas y pactos, y culmine en un apocalipsis, donde las películas de ciencia ficción en torno al tema resulten totalmente opacadas. A pesar de los acontecido aquel 11 de septiembre y la destrucción de las Torres Gemelas, el Presidente Donald Trump, se siente Superman, y no recuerda que existe la kriptonita, y que su país está más allá de cualquier ataque como rodeado de un cinturón magnético como en Stars Wars, y películas similares.
Desafortunadamente esto no es una película de Marvel o una secuencia de Rambo, es la vida real, y debemos prepararnos para cualquier cosa, nos dan risa los memes en los cuales señalamos en tono de broma “Aquí no es México”, pero aun la tecnología de punta falla, y un misil destinado a la Casa Blanca puede caer en el patio de la casa.
A pesar de la antipatía que podamos sentir por Donald Trump, él es heredero de la política conocida por el Big Stick o gran garrote formulada por el presidente Teodoro Roosevelt (1901-1909) basada en la aplicación del uso de la fuerza contra los países que se negaran a aceptar sus ofertas “generosas”, así como de la filosofía nacional el Destino Manifiesto que explica la manera en que este país entiende su lugar en el mundo y se relaciona con otros pueblos. A lo largo de la historia estadounidense, desde las trece colonias hasta nuestros días, el Destino Manifiesto ha mantenido la convicción nacional de que Dios eligió a los Estados Unidos para ser una potencia política y económica, una nación superior.
Tenemos varios ejemplos del Big Stick, la guerra hispano-cubana, así como intervenciones militares en Santo Domingo, Puerto Rico, Cuba, Nicaragua, Panamá y México.
En México lo vivimos a través del apoyo que Estados Unidos le brindó a Victoriano Huerta, tras el asesinato de Madero Los norteamericanos no contentos con la situación, el 21 de abril de 1914 invadieron México por Veracruz y aunque los norteamericanos en 1916 intentaron nuevamente apoderarse del país no pudieron mantener sus tropas por la resistencia
Por otra parte en años recientes la crisis de los misiles en Cuba, un episodio que puso al mundo al borde de una catástrofe nuclear. La situación política que llevó a esta crisis tuvo sus raíces en el mismo triunfo de la Revolución cubana de 1959. Esta acabó con el régimen dictatorial de Fulgencio Batista que había sido respaldado por Estados Unidos.
Pocos recuerdan la invasión a Panamá hace cerca de 30 años para capturar al general Manuel Antonio Noriega, “Utilizaron artillería y aviación para bombardear las zonas más densamente pobladas de la capital, donde había una gran cantidad de población viviendo en caserones antiguos de madera”, le cuenta a BBC Mundo el sociólogo y escritor panameño Guillermo Castro Herrera.
“Sigue siendo una herida abierta por muchos motivos”, cuenta Nelva Araúz Reyes, investigadora en el área de Derechos Humanos del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales AIP (CIEPS) de Panamá. “No ha habido reparación de ningún tipo a los familiares de todas las víctimas y al país, por las pérdidas humanas y los daños a bienes del Estado […] y se desconocen dónde se encuentran sepultados los cadáveres de muchos panameños”, añade.
Desde 1945 Estados Unidos ha intervenido directamente en más de 70 países. Entre ellos, China, 1945-49, Italia, 1947-48, Grecia, 1947-49 y en 1964-1974, Filipinas 1945-53, Corea, 1945- 1953, Albania, 1949-53, Irán en 1953, Guatemala, en 1954. En Oriente Medio intentó entre 1956 y 1958 derrocar dos veces al gobierno sirio, y presionaba al Líbano y Jordania con sus fuerzas militares y navales destacadas en el Mediterráneo. En Vietnam intervino desde 1950 hasta 1973 cuando fue derrotado. Ni que decir de las acciones militares, desde 1990 hasta hoy, en Irak, en todo Oriente Medio, Libia, Siria, Irán, Afganistán, o el bombardeo a Yugoslavia en 1999 que justificó por “razones humanitarias”.
Hoy una nueva crisis amenaza: Estados Unidos e Irán hace mucho tiempo que están enfrentados -sobre la influencia en Irak, el programa nuclear iraní y otros asuntos- y la tensión ha llegado a un pico bajo el gobierno de Trump, que retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado en 2015 con Irán, del que participan Reino Unido, Francia, Rusia, Alemania y China, y castigó a Teherán con sanciones.
La decisión del Presidente Donald Trump de ordenar la muerte del poderoso líder Qasem Soleimaní supone una arriesgada apuesta por intimidar a Irán y ha desatado el temor de los aliados de Washington a una nueva guerra en Medio Oriente.Trump intentó llevar tranquilidadad a los aliados. “Actuamos para parar una guerra. No actuamos para iniciar una guerra”, dijo .Que manera tan diplomática de parar una guerra.
A pesar de las enseñanzas bíblicas, sobre todo la lectura del pasaje del antiguo testamento David contra Goliat y la fábula de la Fontaine de la Tortuga y la Liebre, el espíritu del Destino Manifiesto permea la Casa Blanca, A lo largo de su historia, los políticos de esa nación han invocado el favor de Dios en sus discursos y han insistido en la “misión trascendente” que tienen la obligación de cumplir. Cuando Dios les mandará una señal que les diga que EL, nunca les ha dicho que ese es su destino, y los conmine a la humildad.